miércoles, marzo 01, 2006

la contradicción (final feliz)

estar en buenos aires, tomarse el palo, sorber el aire
la contradicción es el aire raro, es el trago amargo, la medicina inconveniente
tengo sueño y no me duermo, tengo obligaciones y pierdo la paciencia
hoy desperté con el cuerpo feliz y no buscaba nada, porque todo estaba ahí
pero cuando me pongo de malas busco gente que se ate en cofres inviolables y se lance al océano glacial ártico para filmar la película de mi vida sin extras... sin extras.



la teoría del mochilero dice algo así como que la vida es un viaje constante por lugares nuevos y ajenos, y que para poder viajar hay que pensar cuidadosamente qué se pone en la mochila. no se puede llevar todo lo que uno tiene, sino que se gana el merecido lugar en el espacio para el equipaje aquello que se usó en el pasado inmediato, en el presente de la partida, y lo que se elige para el futuro más cercano. quiero decir, a pesar de lo mucho que se haya amado un libro, de los llantos y carcajadas que sus páginas puedan arrancarnos, lo dejamos cuidosamente para que descanse inmovil en los jardines de nuestra biblioteca y se deje bañar por el polvo mentiroso del olvido... no podemos (¿no debemos?) empacar nuestro libro favorito, sino que nos acompañan letras de misterio, los intocados dibujos de imprenta de la próxima lectura.
vivir es un poco eso, apostar las fichas del ahora a lo incierto despojándonos de las cargas del pasado, de las valijas de todos los pasados posibles. pero nuestras posesiones que ya no encuentran lugar suficiente para desplegarse enteras en la pequeña mochila de viaje, no se escapan junto con el tiempo efímero, sino que quedan en casa, guardadas en los cofres de nuestra historia y esperando pacientemente que volvamos al hogar algún día... y que quizás, despiertos o navegando en las aguas de algún sueño, volvamos a buscarlas.


hoy, por las nuevas partidas brindo, mientras me mirás hacer la mochila...